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The last guardian. Porque está vivo.


Desarrollador: genDESIGNE (Team Ico)

Hablar de The last guardian es hablar de Fumito Ueda y su particular visión de como hacer un videojuego. Es hablar de Ico y Shadow of the colossus, de Yorda, Ico, Agro, Wander. Es hablar de una relación entre dos personajes tan dispares e imposibles como son nuestro pequeño avatar y el gigantesco Trico. Y finalmente es hablar de sentimientos, emociones.

La historia nos sitúa en unas extrañas ruinas, donde nuestro joven protagonista despierta sin saber ni como ha llegado ni porque tiene su piel cubierta de multitud de tatuajes. Inmediatamente se sorprende cuando frente a él encuentra a un gigantesco animal, Trico, un “devorador de hombres”. Poco sospecha nuestro protagonista que su vida y futuro no solo depende de sus propias fuerzas, sino de la insospechada alianza con el monstruo.

Si una cosa nos ha dejado clara Ueda con sus tres juegos, es que más allá de acercarnos unas aventuras atípicas, siempre ha buscado el trasladarnos sentimientos y sensaciones. Sus personajes no son fuertes, ni están exentos de debilidades, todo lo contrario. Ico era un niño frágil y con el único recurso de su voluntad y un triste palo. Wander era un muchacho atormentado y que veía como su destino se enlazaba con el de gigantes a los que debía derrotar con solo sus fuerzas. Y nuestro protagonista en The last guardian no es muy distinto. Ya desde el principio se muestra muy débil, si se cae de una altura considerable tarda mucho en recuperarse, no es capaz de usar armas y tropieza con casi todo. Un avatar al que ni siquieran dotaron de nombre. Porque Ueda quiere que nuestra visión se centre en una sola cosa, en las relaciones.

Yorda dependía de nosotros para absolutamente todo y aunque al principio nos sentiamos molestos por tener que cargar con ella a todas partes y defenderla continuamente, pronto entablabamos un sentimiento muy especial por aquella chiquilla con la que no podíamos ni entendernos. Agro no era más que una herramienta al principio para avanzar y acceder a los diferentes colosos. Pero con el paso del tiempo nacía un cariño muy especial por nuestra montura. Acciones tan simples como llamarlo porque sí y acariciarlo se volvían una necesidad acuciante. Queriamos demostrarle continuamente que apreciabamos sus esfuerzos y que le estimabamos. Trico y el niño han sido el siguiente paso lógico de la ecuación.

Trico es un personaje único en la historia de los videojuegos, un compañero como nunca había visto en otro título. Porque el pequeño gran Trico tiene vida propia. La gigantesca bestia y el niño entablan una relación emotiva que nos llega como una bofetada y nos llena plenamente, nos vincula y nos lo hace pasar mal cuando lo tenemos que pasar mal. Nos hace replantearnos incluso la partida porque en todo momento no queremos que el animal sufra. Incluso me he llegado a topar con algún momento en el que no quería avanzar porque nuestro compañero había quedado atrás. Y aunque la historia me obligaba a avanzar, yo no quería.

Trico anda de acá para allá, se rasca con la hojarasca y ramas de los árboles, hace sus necesidades, olfatea, juega con el agua, aulla a sus congeneres, gime, se asusta y enfada. A veces quiere que lo acaricies, otras veces no. Mucha gente se ha quejado de que en ocasiones no te hace caso, pero es que no tiene porque hacertelo. Es ajeno a tí. Y es lo que Ueda buscó, que tuvieras que interrelacionarte con un compañero que no fuera tu esclavo ni tuviera porque acatar cada una de tus ordenes. Que tuvieras que luchar codo a codo con él para sobrevivir y que precisamente eso fuera lo que te conmoviera. Que lo quisieras. Buscaba una epopeya como no se había hecho antes.

Me he descubierto a mi mismo con lagrimas saltadas por algunas situaciones, tristes algunas y alegres otras. Sintiendo el placer y la necesidad de acariciarlo por el simple hecho que me apetecía, de que quería mostrarle mi afecto. Me he enfurecido cuando lo han herido y me he asustado cuando lo he visto caer. Más allá de virtudes o defectos técnicos. Porque pienso que a veces está de más todo eso, de que nos falta hablar de lo que nos hace sentir un videojuego. Por eso, más allá de todos esos tiras y aflojas que nos rodean en la actualidad, más allá de números, ventas y demás datos superficiales, me quedo con una sola cosa. Que Trico ha sido definitivamente un MÁS ALLÁ.

NOTA: ¡¡¡Trico tío, ¿quieres venir para acá?!!!


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