ASSASSIN´S CREED SYNDICATE - El gris de la familia -

Desde que probé aquella primera -y para muchos nefasta- primera parte, yo al igual que otros tantos hemos sido seguidores acérrimos de ésta franquicia. No hay nada nuevo en el horizonte si decimos que la saga siempre ha adolecido del mismo problema. Y que no es otro que los fuertes altibajos entre unas entregas y otras. El punto culminante del mismo fue Unity, un juego que nos dejó tiritando a bastantes jugadores/as aunque gustara a otros muchos. Estaba plagado de errores gráficos que no solo estropeaban la visión del conjunto sino que lastraban la jugabilidad. Una serie de decisiones contraproducentes que dejaron a la marca desarrolladora en muy mal lugar y a la franquicia en particular por los suelos.

Pero lo peor estaba por llegar, pues Ubisoft, tras prometer que tomarían un tiempo de descanso para la siguiente entrega, no tardaría ni un mes en anunciar el que nos ocupa, Assassin´s creed Syndicate -conocido entonces como Victory-.

La mala situación propiciada por Unity hizo que éste Syndicate quedara en cierta medida deslucido y lógicamente aquello condujo a que el juego ya no tuviera el “bombo y platillo” del anterior, repercusión directa en sus ventas.

Tras terminarlo y tomar un poco de tiempo de reflexión sobre él, tengo que reconocer que no es en absoluto mal juego. Es más, está mejor acabado -en términos jugables- que Unity y aunque su apartado gráfico es algo menos brillante, si que es verdad que se ven muchos menos errores y su estabilidad es mucho mayor. Tampoco sufre en demasía del llamado MAL de Ubisoft, que no es otro que el de aglutinar en el mapa tal cantidad de coleccionables inútiles que el jugador acaba por sentirse agobiado y a veces perdido. Todo está mejor presentado y posee más variedad de misiones secundarias, así como un desarrollo de las principales más trabajado.

Pero pese a ello, Syndicate no brilla en nada. Ningún apartado sobresale de otras partes y lo convierte en una mera entrega más. La historia principal es insulsa y se diluye muy fácilmente entre tanta secundaria y coleccionable -que los tiene, no lo olvidemos-, sus personajes principales, los gemelos Frey (Eve y Jacob) no poseen el carisma arrasador de Ezio Auditore da Firenze, oel del inmejorable Edward James Kenway y el de su hijo, el templario Haytham Kenway. Y aún quedan por debajo del de Arnó, el protagonista de Unity -pobre sucedáneo de Ezio-.

Y es que Unity, pese a todas sus lacras y vergüenzas, tiene ese punto de atracción que no posee Syndicate. La ciudad de París del siglo XVIII y principios del XIX está mucho más lograda que la Londres que nos presenta la aventura de los Frey. Su historia, aun no teniendo su parte en la actualidad, es mucho más importante que la de Syndicate y sus cuatro cinemáticas en el presente. Y por supuesto, el final no tiene comparación. Porque en Syndicate ya no saben que contar y se les ve a la legua.

Es una lástima que la última aventura que hemos tenido la oportunidad de vivir hasta el momento sobre la longeva de la guerra entre templarios y asesinos haya acabado de forma tan anodina. Porque Ubisoft se devoró a si misma tratando de alargar la franquicia anualmente de manera artificial, destrozando una gran historia y dilapidando a la saga de manera fatal.

Pero no quiero terminar mi visión del juego sin decir en última instancia, que Syndicate es un juego divertido, que se deja llevar y que es completamente recomendable para todos los fans de la saga y para aquellos que quieran entrar en ella por primera vez. No será el mejor, pero puede levantar pecho y mirarte de tú a tú.